Es entonces, ante la imposibilidad de combatir los miedos y la situación que enfrenta, cuando aparece la ira. La incapacidad para desenredar la situación le causa enfado con el mundo y consigo mismo, lo que se manifiesta a través del fuego prendido en un coche, consumiéndose por las llamas. Al igual que estas acaban con su afán por avanzar, él también se deja envolver por ellas.